martes, 27 de agosto de 2013

NADAR CON DELFINES

Estrenamos blog con la traducción de un artículo publicado en Diciembre de 2003 escrito por Dan Henry en la web de Skeptic.com, dirigida por Michael Shermer. Es uno de los primerísimos artículos en una de las páginas pioneras en la red dedicadas a la difusión de la buena ciencia y la lucha contra el fraude de las pseudociencias. Se trata pues, a pesar de la puerilidad aparente del tema, de un artículo histórico en lo que a escepticismo e Internet se refiere.



Nadar con delfines:
Una experiencia espiritual escéptica
Por DAN HENRY

Mi esposa y yo visitamos Kaikoura, Nueva Zelanda, el abril pasado, y nos llevaron a un crucero de "buceo con delfines". Fue absolutamente increíble, unas vacaciones de lujo que separan los viajes memorables de los simplemente buenos.
Durante la orientación, nos mostraron un vídeo que cubrió varios temas, incluyendo la seguridad, la biología, las preocupaciones ambientales y la auto-promoción. En un momento dado, el narrador explicó que muchas personas encuentran que su encuentro con delfines pasa a ser una experiencia profundamente espiritual. Recuerdo que me reí por dentro al oír eso.
Nos vestimos con trajes de buceo, esnórquels y aletas, y nos dirigimos a un pequeño barco. Había unos quince buzos y tres miembros de la tripulación y  nos llevó unos 30 minutos llegar hasta un grupo bastante grande de delfines Dusky. El procedimiento general era maniobrar el barco por delante de ellos, y dejarnos en frente donde nos tiramos al agua para verlos mientras los delfines pasaban de largo. Luego nos subimos nuevamente al barco y corrimos a la parte delantera del grupo de delfines otra vez. Esto se prolongó durante cinco inmersiones más. Experimenté con delfines en tres de las cuatro primeras inmersiones (es decir, podía ver a muchos de ellos a medida que pasaban junto a mí y a mi alrededor). Eran muy hermosos y elegantes, pero se movían tan rápido que una cámara habría sido bastante inútil.
En la quinta inmersión descubrí una técnica que funcionaba. Básicamente, decidí imitar a los delfines tanto como fuera posible. El vídeo había sugerido que no tratáramos de llegar a los delfines, así que fui un poco más allá y mantuve mis brazos pegados a los costados, incluso cuando me hundía por debajo de la superficie. Me sumergí tan profundamente como me fue posible (no es fácil con un traje de neopreno y sin cinturón de peso), y pasé tanto tiempo como pude debajo del agua. Usando esta técnica, tuve la oportunidad de mantener un pequeño grupo de los delfines interesados ​​en mí. Se quedaron por lo que parecieron diez minutos, y al final me encontré a mí mismo bastante lejos de la embarcación. Varios de los delfines parecían encontrarme interesante, y nadaban justo en frente de mí, volviéndose de lado para fijarse en mí. He oído hablar en ocasiones de delfines rescatando nadadores necesitados. Me imagino que pudieron tomarme por un Dusky herido o algo torpe.
Esto se prolongó durante mucho tiempo, cuando me di cuenta que un delfín parecía tener especial curiosidad en mí, y empecé a notar que empezaba a nadar justo en frente cada vez que me sumergía debajo de la superficie. El delfín tenía unas marcas únicas, una distintiva en forma de herradura de mordida en la espalda, justo detrás de la aleta dorsal, y una mancha blanca abultada justo detrás de su ojo izquierdo. Empecé a buscarlo después de cada respiración.
Demasiado pronto, la bocina de llamada sonó, y tuve que volver y subir al barco por última vez. Estoy seguro de que el equipo se estaba riendo de mí a mis espaldas, pero estaba tan lleno de energía y tan emocionado por mi última inmersión que balbuceé sin control. Estaba lleno de entusiasmo. Le expliqué a todo el que quisiera escucharme mi descubrimiento acerca de la mejor técnica de buceo y de mi nuevo amigo delfín. Fue bastante vergonzoso, ahora que pienso en ello.
A todos nos quitaron los trajes de neopreno, nos secamos, y nos dieron algunas galletas y bebidas calientes. Durante ese tiempo, el barco pasó una media hora siguiendo al grupo de delfines, por lo que pudimos tirar fotos de ellos mientras jugaban con la estela de la proa y saltaban y pasaban por encima de la superficie. Entonces nos volvimos hacia Kaikoura después del paseo de media hora de vuelta al muelle. Casi todo el mundo se sentó en la parte protegida de la cubierta principal, por el viento, pero me encontré en el piso superior, detrás del piloto, y frente a un hombre que parecía estar centrado en su esfuerzo por no vomitar .
Fue entonces cuando experimenté una increíble respuesta emocional, a diferencia de cualquier cosa que haya sentido. Las lágrimas comenzaron a caer hacia abajo, y era lo único que podía hacer para ahogar algunos sollozos. ¡En realidad estaba teniendo esa experiencia espiritual sobre la que me había reído durante la orientación! No era un sentimiento de tristeza, sino más bien una reacción positiva a la conexión de gran alcance que se había formado en un tiempo tan corto. De hecho sentí un fuerte deseo de dar rienda suelta a todo lo que sentía y hablar de ello (pero aunque podría haberlo hecho, no quería distraer a mi verdoso vecino). Creo que la reacción que tuve, aunque tardía, se debió a la combinación del hundimiento de mi ridículo entusiasmo inicial y al hecho de que estaba básicamente solo en el piso superior. Dudo que me hubiera pasado si hubiera estado sentado con mi esposa en la cubierta principal.
He relatado esta historia a varios amigos, como un ejemplo de experiencia que puede ser interpretada de dos maneras diferentes. Si yo fuera una persona no escéptica, podría haber llegado a pensar que esta experiencia fue una evidencia del vínculo espiritual entre todos los seres vivos, o alguna prueba de una conciencia universal, o una buena razón para dejar mi trabajo e irme a vivir con los delfines.
Como escéptico, acepto que tuve una reacción inusual, inefable, emocional que realmente ocurrió, y procuro esforzarme para entender por qué ocurrió de esa manera. He explicado a mis amigos que ya que la especie humana ha avanzado, de acuerdo a la teoría de la evolución, la conciencia humana ha evolucionado el rasgo de la empatía. Esta es una característica útil cuando se trata de otros de nuestra especie, y ha ayudado a la supervivencia de la especie humana. Yo sostengo que la empatía con otras especies también es útil en un sentido evolutivo. Esta explicación no es demasiado forzada, teniendo en cuenta el cariño que desarrollamos con nuestros animales de compañía (y es mucho menos forzada que argumentar a favor de una conciencia universal, por ejemplo). Por supuesto, el truco, al referirse a los no escépticos, es explicar que eso no quita para nada la magia.

ARTÍCULO ORIGINAL EN INGLÉS: http://www.skeptic.com/eskeptic/03-12-19/